Peñee ndu eme , Mainoí ijayvu Ygary reve

Aguyjevete! Escucha el silencio,
un colibri habla con el Cedro.
Camina la huella del anciano
como cachorro felino
la lengua suave toca su paladar
Peñee ndu eme

Maino-í iyaivu Yvyrá revé...

jueves, 23 de abril de 2015

Tres comentarios sobre el documental KARAI -Los caminos del nombre-

 *KARAI -LOS CAMINOS DEL NOMBRE-*



                







El valor de lo simbólico en la vida mbyá-guaraní.  
              -reseña del documental: “Karaí –Los caminos del nombre-”
                                                                                                    
                                                             Por Claudia Fernández (**)

Ese grupo de mitos, ya que se constituyen en una serie, se encuentran enlazados en cierto tipo de poderío (potestad) sancionados por la posesión de un “paquete” sagrado o “paquete” mágico; forman, si puedo decir, parte de un paquete. Dicho de otra manera, cuando se transmite el paquete a alguien (es decir que se le cede los poderes mágicos), se cede la historia al mismo tiempo y ella autentifica la detentación de un poder particular…”

C. Lévi- Strauss, “Sobre la relación entre la mitología y el ritual”. 1956(1)

El día 28 sábado de marzo, en el contexto de las II Jornadas de la Asociación  de Amigos Guaraníes (AAGua) se realizó la presentación del documental Karaí- Los caminos del Nombre, tercer documental dirigido por Enrique Acuña, psicoanalista.

Bajo la misma dirección podemos referir a Tatachiná- La Bruma (2009) y La Sombra del Jaguar –Kuaray a chivi- (2012). Documentales los tres, filmados en  comunidades ubicadas en los alrededores de la Reserva Biósfera Yaboty de Misiones (Argentina); cuyos testimonios relatados por  sus habitantes  dan cuenta de aspectos que conforman la cultura mbyá guaraní. Recorremos entonces  la curación del alma a través de las palabras y el Tatachiná (humo sagrado), rituales  entre otros, acciones atravesadas por las creencias transmitidas por sus ancestros en relación a la cosmovisión mbyá.
Testimonios orientados esencialmente con la intención de dar a conocer su sabiduría y demostrar  que esta cultura lejos de perderse  es una cultura viva; más allá de los efectos de transformación que pueda haber sufrido a lo largo de los tiempos.

Karaí, refiere a la historia de quien ha sufrido una enfermedad (del alma) que  se presenta como alguien que estuvo muerto y volvió a jugar en la vida. Una enfermedad espiritual por la que perdió su Nombre y ante un primer intento de curación a través de la revelación del Opyguá, que observa que hubo un nombre equivocado (Verá Mirí), finalmente la enfermedad permite una nueva consulta a Ñande Ru, y la lógica de los nombres propios hasta que se revela la verdad  que lo  nombra Karaí Mirí. (1). Ilustra esta revelación la siguiente frase acerca del fundamento del lenguaje humano en los textos míticos, recopilación realizada por León Cadogan:

A continuación, de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora
al verdadero Padre de los futuros Karaí,
al verdadero Padre de los futuros Jakairá,
al verdadero Padre de los futuros Tupa les impartió conciencia de la divinidad.
Para verdaderos padres de sus futuros numerosos hijos,
para verdaderos padres de las palabras-almas de sus futuros numerosos hijos,
les impartió conciencia de la divinidad”… (2)

Es un relato en primera persona que da cuenta acerca de los diferentes caminos posibles de una curación o salvación (Ijaguyjé) por la palabra. Acompañan otros relatos de quienes han ayudado a ubicar diversas causas (espirituales): la “piedra” arrojada por el dueño del árbol, el mal (payé) hecho con yuyos por la mujer con quien se casa, tienen un hijo y luego lo abandona. Ante esas causas los caminos de intentos de curación despliegan una cronología de hechos.

Luego del primer desmayo producido en la granja donde se encontraba trabajando acude a su padre (Ciriaco), en ese intento de curación a través del encierro durante tres días en el templo (Opy) y la curación por el humo sagrado fracasa por incumplimiento  ante la palabra del padre, en relación a lo cual al tiempo vuelve a enfermar.
Un nuevo encierro, intervenciones de otros Opyguás, Kuñá Karaí (mujer sabia) a través de la búsqueda del nombre adecuado, alimentación única de polenta de maíz, humo sagrado y sueños conforman la vía de curación  o solución ante la enfermedad espiritual. En un tiempo anterior  sueño del  buen cazador y luego un segundo sueño: la distribución de huevos entre los hermanos lo que le significa o da lugar a la propia interpretación como designación paterna de su descendiente. El signo que refiere a que su destino es igual al de su padre “Ser curandero”: ese sueño articula el deseo con  su ser en el Nombre y el deseo como futuro-anterior.

Significantes como palabras-alma (Ñeé-porá), embrujo (Kaa’vo), dueños del monte, rituales que con llevan la caza del Kochí, humo curador (Tatachiná) dan cuenta del valor de lo simbólico en la vida mbyá.  Hay un creyente guaraní (Lucio Villalba) que encuentra la salvación por los caminos del Nombre, incluida la mención de los sueños, uno de los cuales que como bien expresa el director a modo de conclusión, “articula el sentido de su deseo con los decires de sus dioses”. Un  sueño que conecta el deseo propio con su nombre sagrado, Karaí Mirí.
El documental consta de cinco partes presentadas cada una con diferentes títulos, las cuales organizan el documental u orientan relatos, imágenes y saberes con el efecto de curación o salvación del alma, ofician de guía a lo largo de la proyección:

(I)               I- El ritual animal imita el revivir humano con la cura chamánica
(II)              II- Nuestro Padre hizo animales, árboles y arroyos con sus dueños
(III)             III - Mbae Ñemongaraí: la palabra lleva un alma que se asienta en el cuerpo
(IV)             IV- Ser mbyá es saber rezar: Tatachiná transmite el bien decir
(V)               V- La danza de los nombres y ser uno sólo… Ijaguyjé

Al finalizar la proyección con la asistencia de un público proveniente de diferentes ámbitos se llevó a cabo un breve comentario y conversación entre el auditorio, Enrique Acuña, Dioniso Benitez, parte del equipo de filmación y uno de los responsables de la traducción del documental;  Alejandro Benítez (mburuvichá Tekoá Pindó Poty)  y Rudy Sayas (agente sanitario Tekoá Jejy ).  Ellos participaron no sólo de la proyección y conversación de Karaí sino también brindaron una activa intervención en las II Jornadas de AAGua llevadas a cabo ese mismo día en el Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí de la ciudad de Posadas.

Conversación en la que tanto Alejandro como Rudy ante la pregunta de cual es la importancia que tiene para ellos el “contar” parte de su verdad cultural, ambos refieren a que el juruá (hombre blanco) debe conocer algo de esa verdad. En el caso del acto de curación chamánica, contar permite lograr el respeto y no intromisión del blanco. Importancia que observan en el rechazo del  deseo de saber (sobre todo del  médico Juruá) hacia las técnicas de curación ligadas a lo sagrado en la cosmovisión holística del mundo mbya.

Concluyo la presente reseña con las ideas expresadas por el director de esta obra, las que dan inicio y final;  la enseñanza  de los amigos mbyá: “los senderos del monte son como los de la vida, un ciclo repetido pero diferente, palabras que encierran otras palabras…  la vida secreta de los nombres propios… podemos tropezar con piedras que tocan el corazón”. Karaí…Nombre que salva y designa el futuro, futuro como OpyguáKaraí…un curador ya curado”.-

(*)-Miembro de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones (A.P.M.)

Notas:

(*)-Karaí- los caminos del nombre- documental escrito y dirigido por Enrique Acuña-Video en dvd-78 minutos.-Testimonios de Lucio Villalba junto con Opyguas, Kuña Karai  y Caciques de varias comunidades mbya-guaraní de la Biosfera Yaboti.  

(1)- Levi-Strauss; Claude: “Sobre la relación entre la mitología y el ritual” (disponible en: http://www.aplp.org.ar/index.php/e-textos-10/305-sobre-la-relacion-entre-la-mitologia-y-el-ritual. Traducción. Daniela Ward)

(2)-Cadogan, León: Ayvu Rapytá- Textos miticos de los mbya guaraní del Guayra-









Respuestas en la tupida selva simbólica Mby’a (*)   
                                     Por Osvaldo Gomez Lezcano(**)



En Karaí, los caminos del Nombre (2015)  vemos reintroducidos los antecedentes que configuran la búsqueda espiritual del propio guionista y director, Enrique Acuña, en la conclusión de la trilogía iniciada con La Bruma Tatachiná (2009) y La Sombra de Jaguar Kuara y’ ä Chivi (2012). Médico y psicoanalista él mismo, comparte con nosotros los sonidos de las Ñe’ë porä tenondé (primeras palabras hermosas) o mitos originarios, escuchadas respetuosamente entre sus propios protagonistas. 


Una política del deseo se fragua en la aprehensión sobre la muerte de un ser querido que lo lleva a la búsqueda espiritual de un agua vivificante, en la transparencia del verde continuo de la selva misionera. Búsqueda de una respuesta al sin-sentido del dolor y la muerte por las vías de un atravesamiento de la tupida selva simbólica Mby’a.


El argumento narra los testimonios de una cura chamánica por el tatachiná (la bruma sanadora) y otros procedimientos terapéuticos ritualizados que sostienen y confirman la creencias ancestrales de la comunidad: la enfermedad no es solo física, sino psicológica y espiritual. 

Tal como pensaba el gran epistemólogo Paul Feyerabend,  es hora de superar la dicotomía o sospechosa superioridad de la medicina científica actual: La ciencia cura, el chamanismo cura, en la finalidad se disuelve la supuesta superioridad.


El director quiso compartirnos de este modo la eficacia simbólica de la palabra en su prístina verdad, el sentido que se esconde en el dolor y la enfermedad, solo revelada por el sueño. La palabra plena emerge de la palabra vacía, errónea del nombre, revelado por Ñande Ru Ete. En la cultura Mby’a el cambio de nombre de una persona tiene el poder de mutar el mal en bien. La cura de Karaí Mirï se presenta así como un alegato sobre el poder y vitalidad de una cultura.


¿Cómo se reproduce una cultura? ¿Cómo se forma un futuro chamán?


Un Opygua (literalmente “custodio del templo y del saber”) de los dioses solo puede ser llamado y elegido cuando sobre él se pronuncia una Palabra-alma verdadera. Entre el mundo natural y sobrenatural existen nexos profundos que el líder espiritual debe conocer y manejar para trasladar a la comunidad el Agüije (Bendición). 

El aprendiz debe ser atravesado por una palabra transformadora en el misterio de una nueva identidad que se le impone como designio y elección. Una vez curado, Karaí Mirï, quema ritualmente su casa, como símbolo de salida en busca de su nueva identidad de arandu ka’aty (hombre sabio) de los Mby’a.


Más allá de una necesidad vista por la cultura yuru’a (blanca) en salud, educación, producción, etc., los originarios de Misiones muestran en acto, la riqueza simbólica de su presencia en la selva, dueña de mil recursos propios, que vuelve superflua y complementarias la penetración occidental a través de “proyectos” propiciados por terceros. 

Este film y la vehemencia de su argumento, muestran pues, una política en acto, una problemática resuelta en sus propios términos y pautas culturales que en nada envidia a la ciencia médica contemporánea.-



(**)-El autor es Licenciado en Filosofia en Asuncion; Paraguay. Director de la revista AL SESGO -Psicoanalisis-; y participó como expositor invitado en la II Jornada de AAGUA, Posadas, marzo 2015.-



(*)-K A R A I -Los caminos del Nombre-



            A los que erraron el camino y no volvieron// A los que vuelven a pesar del errar//A los que comienzan a caminar…

          

¿Cuál es tu verdadero nombre? Esta pregunta recorre los caminos posibles de una salvación por la palabra. Es la historia de Karaí Mirí, un creyente guaraní de la palabra-alma, la Ñe´é Porá,  que se asienta con el humo del chamán como Nombre y Destino. 


            El Otro que el mismo sujeto fue,  llamado Verá Miri,  viaja por las sendas perdidas. Alguien que estuvo muerto y volvió a jugar en la vida después de una enfermedad espiritual de múltiples causas: la maldición de una mujer, una “piedra” arrojada por los Espíritus del Monte, un Nombre secreto que no se puede escuchar… Hasta que arriba una revelación  que 
permite el camino hacia la perfección: el Aguyje,  el nuevo saber.


            Este documental nos enseña sobre de una vida en la búsqueda de su verdad.  Para Karaí es la que pronuncia Ñande Ru, un Dios y un Padre que cura al hablar, pero también es la que llega por un “sueño” que anuda el propio Deseo con su Nombre sagrado.-


Guión y Dirección: Enrique Acuña


Testimonios: Lucio Villalba (Karaí Miri); Ciriaco Villalba, Matias Sosa, Norberto Benitez, Victoria Almeida, Laurindo Villalba, Cantalicio Benitez, Juvenil Sosa, Eliseo Sosa, Francisco Benitez, Maria Gonzalez, Ñiño Cabrera, Agapito Castillo, Alejandro Benitez, Julia Fernández.


Edición y Animación: Ariel Di Marco.


Traducciones: Lucio Villalba, Norberto Benitez, Dionisio Benitez.


Tallas artesanales: Ramón Morinigo. 


Fotografía: Enrique Acuña; Ariel Di Marco; Dionisio Benitez. 


Música tradicional: Norberto Benitez (violin, original) Julia Fernandez (Flauta, original), Silvia Benitez (Flauta, original), Kuaray Benitez (guitarra, original), Coro de niños de Pindo Poty.

Locaciones. Aldeas Pindo Poty, Yryapy; Jejy, Jejy-Miri, Itá Pirú, Mandarina, Colonia La Flor, Guyra Retá (Misiones, Argentina).


Producción: Asociación de Amigos Guaraníes –A.A.GUA.-


Duración: 80’.


Audio: Guaraní -Subtitulos: Español.

Formato: DVD- NTSC. 

 Filmado : 2013- 2015.-













Nombres de la experiencia 
          y significantes propios



Por Martín Gómez (*)

El tercer documental de Enrique Acuña, Karaí: Los caminos del nombre, sigue la serie de los significantes amos de la cultura Mbya-guaraní. En este caso, como nos anticipa el título de la obra, Acuña nos ofrece la visión en perspectiva de los caminos Mbya de la nominación. 

Encontramos en el documental construcciones alusivas que nos guiarán con sus desplazamientos como si de un sueño se tratase. En el inicio pueden sorprender los desplazamientos metonímicos que los significantes culturales condensan en torno al Kochí; dichos desplazamientos y condensaciones (humo, tatachiná, bruma, cura, huesos(quemar), regreso, subsistencia) apuntan a la temática que el autor -respetuoso en su quehacer-, nos invita a descubrir.

El primer testimonio de identificación con la cultura retratada viene de la mano del autor que comparte la afinidad de su experiencia con la cultura Mbya, poniendo en serie esta pieza documental con aquella[1] que retrata el caso de Julián.

Como es el caso de los documentales anteriores[2] de Enrique Acuña, los mismos suscitan interrogantes, no sólo respecto de la cultura Mbya, sino además permiten poner en perspectiva los significantes de la cultura del espectador. Esto aporta a la construcción de una mirada que se coteja con la alteridad y que en el caso de Karaí interroga en torno a las dinámicas de la nominación.

A través de esta lógica, se validan los testimonios que dan cuenta del tratamiento que los Mbya dan al Kochí, y como esto encarna una estructura abierta que apunta a aquella otra estructura que normaliza los avatares del nombre propio.

De esos avatares nos habla en primera persona Karaí Mirí, refiriendo los hechos aciagos que sentaron las bases de su enfermedad espiritual. La norma de vida quebrantada, evidenciada por el malestar que borra al sujeto (desmayo) y lo deja a la deriva en su propia cultura, deben buscar un tratamiento que salde el devenir simbólico de aquel que no ha encontrado su nombre trascendental. 

Podríamos preguntarnos: ¿qué significado puede tener esa nominalización errada y que suceso equivalente encontramos a nuestro lado de la cultura? Si consideramos nuestra perspectiva cultural y las formas en las que los nombres nos anteceden: ¿Existe la posibilidad de inscribir la experiencia y tramitar en el nombre propio -que nos viene dado por la alteridad sociocultural- un devenir que no nos aliene?

El proceso de nominación da testimonio, a ambos lados de la cultura, de la dinámica del significante. Por un lado las palabras alma (ñe’e) reflejan el orden simbólico y el bien decir es sinónimo de metáforas acertadas -mot juste-, a la vez que el mismo proceso nos deja ver la contingencia y la arbitrariedad que pone en tensión el determinismo trascendental que le está asociado. Frente a este panorama, lo identitario puede no encontrar un sitio en ese espacio de pura significación de una vacío.

Pero Karaí nos dice más cosas a través de sus sueños ya que en estos se condensa y se codifica un devenir que ya estaba inscripto y que inaugura lo que el deseo tramó en el pasado. Descubrimos un eco en la obra del autor.

En su libro Resonancia y silencio[3], más precisamente en el ensayo Alguien habla: poética analítica o desierto de la ciencia, Acuña desanda el recorrido de las identificaciones y relata la posibilidad de la reinscripción del sujeto en el nombre propio. Es este hecho de reescritura el que posibilita la construcción de una nueva perspectiva respecto de la propia experiencia de vida. Para el caso del director tanto como para el de Karaí, este será el lugar de un encuentro equívoco que al producirse precipitará efectos que podrán ser interpretados a posteriori, en un futuro anterior preñado de destino y rebosante de significaciones inminentes[4].


(*)- Profesor de Francés e investigador en Lenguas. Miembro de la Asociación Centro de Investigacion y Docencia ACID del Insituto Oscar Masotta Corrientes-Chaco.-
  


[1] Nos referimos al documental La Bruma - Tatachiná-(2009) .
[2] El segundo documental de la serie es La Sombra del Jaguar -Kuaray’a chiví- (2010-2012).
[3] Enrique Acuña (2009).
[4] Como opera Acuña en el ensayo citado, sugerimos también la frase de Borges que alude al arte o a la poesía: “La inminencia de una revelación que no se produce”. Esta intersección de afinidades se puede sospechar como origen de la propuesta que Enrique Acuña nos convida. La transposición diferencial de los mitos personales deja en evidencia el espacio de intercambio estructural que resonará en cada uno y que el artista revela y sidera procurando identificaciones infinitas para aquellos que interpreten su mensaje.-









viernes, 10 de abril de 2015

II Jornada AAGUA (un comentario:"La cultura como política entre-dos")



Asociación Amigos Guaraníes -A.A.Gua.-

II Jornadas Anuales

El impacto del Otro -la cuestión “inter-cultural”-


Comentario:

                                                       La cultura como política entre-dos

                                                                                                                                Por Christian Gómez


1-La presentación del problema

El día sábado 28 de marzo se llevaron a cabo las II Jornadas Anuales de la Asociación Amigos Guaraníes en la ciudad de Posadas, Misiones. Bajo el título El impacto del Otro-“la cuestión intercultural” se dio cita en el Museo Provincial de Bellas Artes una expectante concurrencia que pudo escuchar, además de los trabajos presentados en las tres mesas que se conformaron, la palabra de los invitados Alejandro Benítez (Mburubicha de Tekoa Pindo Poty, Colonia la Flor, provincia de Misiones) y Rudy Sayas (Yvyraicha de Tekoa Jejy, situada en el  paraje antes mencionado) quienes intervinieron sobre las ponencias y participaron de la mesa  de comentarios finales, ideas, conclusiones y problemas.

Participaron como invitados Hugo Arce (Antropólogo de San Pedro, Misiones), Martín Gómez (Máster en Ciencias del Lenguaje, de Corrientes), Osvaldo Gómez Lezcano (filósofo de Asunción, Paraguay) junto a Enrique Acuña (Presidente de AAGua, de Buenos Aires), Christian Gómez (Vicepresidente de AAGua, de Posadas) y miembros de la Asociación: Daniela Ward (Buenos Aires),  Claudia Fernández (Posadas), Fernando Kluge (Oberá), Julia Pernía (Posadas), Carlos Wall(Oberá), Lorena Olmedo (Posadas), Germán Tor (Posadas) y Laura Jacobacci (Posadas). También se hizo presente como anfitriona del lugar y amiga de la Asociación,  Martha Bordenave.

Bajo los títulos: “El arte mbya y su paisaje: vida de los objetos”, “Políticas: bilingüismo y saberes ancestrales” y “Respuestas culturales del Mbya Reko” en las diferentes mesas de trabajos los expositores pusieron en juego la consigna planteada en la Presentación de las Jornadas, escrita por Enrique Acuña, según la cual el impacto del Otro supone la intromisión de una cultura que se quiere universal sobre otra particular, la costumbre mbya en este caso,  que se ve afectada y debe en consecuencia re-inventarse con un lenguaje pragmático ante cada nueva intromisión.

En este sentido, el estudio del impacto de los planes, proyectos y programas (implementados tanto desde esferas públicas como privadas) que permanentemente invaden la vida comunitaria conduce a los diferentes modos de respuesta que se verifica en las políticas de las propias comunidades plasmadas en estrategias para mostrar el valor del objeto de arte, proponer alternativas de autogestión ante el turismo como desarrollo sustentable, la  urgencia por mantener viva la lengua ancestral que lleva a cuestionar los programas educativos. Tambien la visibilidad en sitios urbanos como modo de resistencia ante el acorralamiento progresivo del desmonte y los agrotóxicos, el saber ancestral de la medicina y la curación por las ñee porá (buenas palabras o palabras-alma) y la tatachiná (la bruma sanadora) ante el impacto de los programas de atención primaria de salud.

Finalmente los modos comunitarios de decisión donde la palabra, en reciprocidad, conduce a la mejor solución (Aty ñeeychyro) y la espiritualidad que se mantiene en la resistencia de al menos uno que puede mantener el “Buen vivir” ( Teko porá) en relación a lo sagrado del monte virgen  (Kaaguy Porá) sin la intromisión de la cultura del otro (en lo que Enrique Acuña denominó como la “última muralla”) ante el impacto de proyectos de ONGs extranjeras que donan las tierras que ya pertenecen a las comunidades, sin tener en cuenta la noción diferente de territorio. El territorio decía el autor es el alcance y la “apropiación de una lengua”; es la extensión de los usos y costumbres de “lugares que se nombran;  como una semilla que se siembra, en ese migrar permanente del pueblo guaraní”.

Al finalizar las Jornadas, la concurrencia se trasladó a la Biblioteca Popular de la ciudad de Posadas para la proyección del film Karai-Los caminos del nombre-, tercero de una serie de películas (La Bruma-Tatachiná- (2009), La sombra del jaguar-Kuaray a chivi- (2012) le anteceden) donde Enrique Acuña, como Director sabe plasmar  la dimensión política de la cultura mbya. Mensaje de un testimonio de sus mitos, los rituales a través de los cuales e vehiculizan en la comunidad las creencias compartidas, la respuesta a la intromisión de la medicina del blanco por sobre la curación espiritual (La bruma), el relato de la transformación -jepotá- en reciprocidad con el monte (La sombra del Jaguar) para arribar en este tercer film al testimonio de una curación espiritual a partir de la búsqueda del nombre adecuado que vivifica (Karai).

Sobre el final, Alejandro Benítez, en una política en acto,  pide la lectura de una serie de notas dirigidas a instancias públicas que deberían velar por los intereses de las comunidades, donde hace saber el rechazo actual de algunas comunidades que han sufrido la presencia en sus territorios de organizaciones extranjeras “humanitarias y caritativas” que   dando una imagen de los pueblos originarios ligada a la “pobreza” con fines lucrativos que no retornan a quienes serían sus beneficiarios


2. Las Respuestas: el entre-dos abierto

Finalizada la jornada de trabajo quedan unas primeras conclusiones parciales que apuntan a seguir pensando el problema discutido.  La “cuestión intercultural” es la puesta en cuestión de la interculturalidad como sintagma que justifica, a tono con el paradigma actual, acciones de un dominio homogéneo de las economías dominantes. La falacia del “multi-culturalismo” en la era de la globalización parecieran dar lugar a la voz y la palabra de aquellos sobre quienes recaen esas acciones, en este caso el pueblo mbya y su teko, su costumbre ancestral pero desde hace 5 siglos ya transformada por la llegada del conquistador.

En este sentido, estas segundas jornadas permitieron escuchar la palabra mbya interpelando las ponencias y dejando ver dos modos de respuestas culturales: la insistencia, puesta de manifiesto por el Mburubicha  Alejandro Benítez, en el modo ancestral de organización de la vida de la comunidad, el Aty Ñeeychiro, la asamblea comunitaria donde los responsables políticos escuchan a hombres, mujeres y niños y deciden la mejor solución para sus intereses.

Hoy, esta forma de decidir que les es propia no es tomada en cuenta por las instancias estatales que han legitimado otras (Consejo de ancianos) más afines a sus intereses. Es por eso que el cacique decide dar a conocer a la audiencia la posición actual de descontento ante el accionar de organizaciones europeas en un claro ejemplo del uso que puede hacerse y se hace, de las comunidades, en nombre de la desigualdad y la pobreza, categorías que no sirven para entender una cultura como la mbya-guaraní. Así, lo tangible del capital económico de la sociedad envolvente borra lo intangible del capital simbólico, patrimonio milenario de un pueblo.

Rudy Sayas, agente sanitario (Yvyraicha) de Jejy acentuó el saber de la medicina mbya y de la causa espiritual de la enfermedad, creencia comunitaria, diferenciando ese saber, para el cual es importante el agente sanitario, del saber primero, el que corresponde al Opygua (sacerdote), el que cura  en tanto tiene trato directo con Ñande Rú (el padre primero). Y el saber que supone derivar a la medicina del blanco y dejarla actuar mas acá de lo espiritual

La respuesta, entonces, es la confluencia de lo político  con la espiritualidad que se plasma como un modo de resistencia a la interculturalidad que conduce a la a-culturación y la asimilación en una acelerada pérdida de su modo de vivir, mbya reko.    

La consigna bajo la cual se organiza la Asociación Amigos Guaraníes (A.A.Gua): O japó Yry vovó Mocoi re Tekó (Construimos un puente entre dos culturas) es también una respuesta política a la interculturalidad, propiciando acciones que hacen visible el conflicto, lejos de ocultarlo bajo el ala benevolente de la igualdad, haciendo posible en estas segundas jornadas que retornen en la ciudad del Otro las voces y las palabras del Ser Mbya que insiste.

Enrique Acuña hizo un grafico con dos conjuntos que se alienan y separan: uno el “ser mbya” como una identidad cultrual que se apropia de un territorio con su lengua –usos y practicas-, y el otro conjunto que son las políticas externas, el otro blanco (Juruá). En el medio se esos dos conjuntos se organiza una intersección que puede estar ocupada por el concepto de “multicultural” o de una falacia de lo “inter” (entre dos) que sin embargo no es inclusión reciproca ni simétrica; mucho menos igualitaria. Es necesario vaciar ese relleno y dejar un vacio: un “entre dos abierto” donde cada vez se pueda pensar una política a inventar como intercambio adecuado (un puente entre dos culturas) respetando las diferencias.

Entonces, no hay interculturalidad sino montajes y respuestas en una conversación dialéctica permanente. Aprendemos entonces de la modalidad política del Aty; la asamblea mbya-guarani: el encuentro con la palabra, la consulta y  la conversación alrededor y en fila y  permanente. Mantener esa política como un “intervalo” en suspenso y “entre-dos” culturas diferentes.-